domingo, 20 de marzo de 2011

XTARLINGS REDUX: ROMY SCHNEIDER


El azote de la vida, ¿quién no lo ha sentido alguna vez?, momentos que nos retan y ponen a prueba nuestra resistencia. La linealidad de nuestras vidas se trunca y el día a día pasa a ser una realidad completamente diferente, dura, fría y más real que nunca. La vida exige nuestra rebelión frente a ello, luchar contra el cambio y, a veces, la batalla se hace demasiado dura.
En tan solo 43 años de estancia en este lugar llamado vida, Romy Schneider sintió que su vida fue un gran pulso entre la alegría y la derrota. Sus éxitos en la gran pantalla se entrelazaban maliciosamente con grandes tragedias a lo largo de su vida. Su historia es una lucha desigual entre derrotas y victorias, lejana quizás de la vida de su personaje más conocido, la glamourosa Sissi emperatriz.
Rosemarie Albach-Retty Schneider nació en Viena en 1938, hija de una familia de actores, esto hizo que la joven sintiera tempranamente su gusto por los escenarios, pero también la llevó a una infancia algo solitaria. Sus padres estaban muy volcados en sus carreras, por lo que la joven Romy terminó pasando gran parte de su infancia en un internado. Sus padres se separaron después de que la actriz Trude Marlen conquistara y se llevara al hombre de la casa.
En aquel internado de monjas, Romy comenzó a realizar pequeñas obras de teatro y sintió que lo suyo era la interpretación. Cuando regresa con quince años a su casa, Romy tuvo que aceptar que su madre ya había rehecho su vida junto a un hombre de negocios. Fue un duro trago para la joven, pues adoraba a su padre pese a que ya no estuviera con ellos. Su madre, feliz tras su nueva relación, consiguió que Romy tuviese su primer papel en el mundo de cine cuando ella se encontraba en la grabación de “Lilas Blancas”. El director, Hans Depper, decidió contratarla tras ver una fotografía de la guapa joven e hizo que madre e hija también lo fuesen en la ficción.
Tras aquel papel, las ofertas no dejaron de llegar para la joven. Uno de esos proyectos contaba la historia de la vida de la emperatriz Elizabeth de Austria y finalmente el papel fue para Romy, comenzando así su encarnación de Sissi a lo largo de muchas películas. Romy Schneider: Sissi (1955), Sissi emperatriz (1956), Sissi y su destino (1957)…
La vida se ponía muy dulce para la actriz. Walt Disney la premió como la muchacha más bonita del mundo y las propuestas de trabajo son continuas. Gracias a la popularidad que alcanzó con Sissi, muchos directores querían trabajar con ella, convirtiéndose en una de las actrices europeas más famosas de los cincuenta. Romy trabajó bajo las órdenes de Alfred Heidenman en “Kitty” y dirigida por Helmunt Kautner en “Llévame contigo”.

En 1958, la joven actriz compartió cartel con Alain Delon en la película “Amoríos” y la joven cayó prendada del afable actor. Tal fue el apasionado romance para Romy que la pareja se comprometió en público frente a las atentas miradas de periodistas. La madre de Romy no estaba nada contenta con aquella historia de amor y advertía a la joven que aquel seductor le iba a hacer sufrir mucho. Poco meses de aquella sentencia, tras un distanciamiento de madre e hija, Romy sintió que su progenitora no iba nada mal encaminada. Tras uno de sus viajes para filmar las películas que fue realizando, Romy regresó al hogar que compartía con Alain pero allí sólo le esperaba un ramo de rosas y una carta de despedida.

Entre los directores que trabajaron con la bella actriz, se encuentra el aclamado Woody Allen y su hilarante comedia “¿Qué tal Pussycat?”, donde comparte rodaje con Ursula Andrés y meter Sellers.
En la inauguración de un restaurante, la actriz conoce a Harry Meyen, actor y director de teatro que en aquel entonces se encontraba casado. Romy consigue seducir a Harry pese a que nuevamente su madre le advirtiera del peligro, “nunca puede salir bien una historia que surge de una infidelidad” - le advertía la sabia madre.
Pese a ello, en un caluroso julio de 1968, Romy se casa con Harry y se mudan a Berlin. La felicidad reina inicialmente aquel nuevo hogar con la llegada de David Christopher, el primer hijo de la actriz. Ilusionada con la maternidad, la actriz se dedica dos años a cuidar del bebé y recibe la mala noticia de la muerte de su padrastro. Es el principio de una atmósfera gris que se apodera de la casa, Harry cambia su humor aquejado de fuertes dolores de cabeza y lo paga con ellos.
Romy decide poner fin a su matrimonio con Harry, consiguiendo la custodia del niño a cambio de una gran fortuna que cede a Harry. Fue un proceso duro y el matrimonio terminó de muy malas maneras. Esto hace que Romy se sienta fatal cuando años más tarde le avisan que su ex-marido se ha ahorcado en una de sus habitaciones de su castillo de Hamburgo. Fue un duro golpe para ella, la imagen de Harry ahorcado tardó años en borrarse de su mente pese a que ella ya se había vuelto a casar con otro actor, Daniel Biasmi. Es ahí cuando se inician las borracheras y noches de insomnio para la joven.
Romy mandó a su hijo con sus abuelos paternos sólo durante un tiempo pues, a los pocos meses, la abuela paterna también fallece. Romy siente gran impotencia al ver que su nuevo matrimonio comienza a quemarse, por lo que la actriz cae en fuertes depresiones y graves problemas con el alcohol. Durante el rodaje de “La visitante del Cabaret”, Romy se quebró un pie y la operaron de urgencia del riñón, con un principio de cáncer.
Sin embargo, aún estaba por llegar la peor de sus desgracias. El 5 de julio de 1981, su hijo David muere con tan solo 14 años trepando las rejas de su casa, resbaló y quedó atravesado por una de ellas que perfora sus intestinos. Romy nunca se recompuso de tal tragedia. La actriz ya había confesado en más de una ocasión que su hijo era su único amigo y, ahora que ya no lo estaba, una espiral de desolación comenzó a llevársela consigo. Alain Delon, con el que trabajó en tres ocasiones más después de que él la hubiese abandonado, dio todo su apoyo a Romy.
Nada fue posible, la actriz nunca se recompuso de aquel duro azote, aquel jaque-mate de la vida tras haberle arrebatado lo que más quería. Romy apenas comía, pasaba gran parte de sus días escribiendo cartas a los amigos y hablaba de su hijo como si estuviera vivo.
El 29 de mayo de 1982, diez meses después de la muerte de David, encuentran el cadáver sin vida de Romy en su apartamento de Paris. Al no realizarse autopsia, no se sabe si murió de una crisis cardiaca o un suicidio a base de la mezcla mortal de alcohol y barbitúricos.
Romy Schneider se encuentra enterrada con su hijo a pocos kilómetros de Paris, una ciudad que ella amaba con locura y donde admitía haber vivido sus pocos momentos de felicidad.
Dos meses después de su entierro, su tumba fue profanada y su diario íntimo desapareció. Al parecer, existían partes de aquel diario que hablaban sobre unos traficantes de drogas involucrados en el asesinato de Stefan Markovich, el secretario personal de Alain Delon que fue asesinado en 1968. ¿Qué oscuro secreto se llevó Romy a la tumba?
Pese a que lo lógico hubiese sido que la historia de Romy hubiese finalizado con su trágica y misteriosa muerte, parece ser que no es así. Un nuevo y espeluznante capitulo en la vida de esta actriz está por contar.
Psicoimágen, técnica consistente en la captación de imágenes sobrenaturales a través del televisor. Klaus Scrieber, un inquieto alemán con afán de comunicarse con sus familiares ya fallecidos, recibió la primera psicoimágen cuando una psicofonía le ordenaba que encendiese el televisor. Tras largas de espera, Klaus se emocionó al descubrir cómo aparecían imágenes de sus familiares muertos en aquella televisión. Emocionado tras poder volver a ver a su hija Karen tras su muerte, Klaus dedicó el resto de su vida a conseguir más imágenes de sus fallecidos.
Sus familiares no fueron los únicos que quisieron dar constancia de que existía el más allá y este humilde técnico de sistemas de seguridad comenzó a poder capturar imágenes que aparecían en su televisor de famosas celebridades ya fallecidas. Entre sus más famosas, se encuentra la de Romy Schneider.
La primera foto es Romy Schneider en vida, la segunda fue captada por Klaus en su televisor años después de que la actriz hubiese muerto.
¿A qué se debe este mensaje que la actriz nos hace desde el más allá? ¿Será su manera quizás de hacernos ver que encontró la paz que en vida no fue capaz de alcanzar? El propio Klaus Scrieber (descubridor de esta modalidad de contacto con seres del más allá) aparecería en una psicoimágen tras fallecer.


Según personas que estuvieron muy cercanas a la desolada actriz, afirman que ella se interesó mucho por las creencias de una vida después de la vida tras la muerte de David Christopher. La actriz tenía fé de poder reunirse con su amado hijo cuando ella falleciese. Esa imagen en el televisor es para muchos la manera en la que la actriz nos comunica que ha sucedido el ansiado reencuentro.

1 comentario:

Insanus dijo...

Era preciosa ella. Hace unos años le regalamos a mi madre el pack de Sissi en dvd. Para las mujeres de su generación, Sissi fue un acontecimiento. Yo no consigo tomármelas en serio. Especialmente cuando entra en escena Francisco José, jajjaj

Hasta otra