AMORES QUE EXISTEN

Dos ojos que se clavan en otros dos ojos, unas manos luchadoras que acarician unas manos que soñaban con ser tocadas, una vida que parece vivir para otra vida... ¿Existe el amor?

Sentado frente a ellos dos, no sabía realmente lo que sentir. Aquel aparente amor que había entre los dos me parecía más una creencia, un deseo compartido de que todo eso existiera... Uno clava la mirada del otro con deseo y firmeza de estar sintiéndolo en ese mismo instante, la otra le afirma con una sonrisa de que es cierto. Se abrazan fuertemente, cierran los ojos y se alegran de volver a sentir todo aquello, esas emociones que sentías cuando creías en ello...

Aquel solitario bar estaba a punto de cerrar cuando una pareja de jóvenes entraron. El chico la abrazaba y ella entraba muy contenta. Se les veía felices, enamorados... El dueño se acercó a ellos y les recordó que cerraban dentro de cinco minutos.
- Lo siento, paseábamos por la calle y hemos escuchado desde fuera esta hermosa canción que ahora mismo suena para deleite de nuestros oídos- le explicó el chico con una tierna mirada, parecía estar viviendo una noche especial y su corazón le hacía creer que latía con más intensidad.
La chica miró a los otros tres hombres que estábamos en aquel lugar, tomando una copa, con rostro avergonzado de la melosa manera de hablar que tenia su amante.
- No puedo, debo apagar ya la música y empezar a recoger- le respondió el propietario de manera brusca y sin un grado de comprensión, apatía.
Conocía bastante al amo, bajaba casi todas las noches, y me había contado su particular punto de vista del amor, culpable de su dolor inmortal.
- Sólo le pido que cierre los ojos y escuche la melodía- insistió el chico, sin soltarse de la mano de su chica-. No hay nada más bello que el amor, ese estado que nos devuelve nuestra excitación de vivir, de volver a descubrir el exquisito aroma de cada cosa que nos rodea.
Un chico de unos treinta años que estaba a mi lado, solitario desde que el verdadero y único amor de su vida falleció. Cuando ella murió, lloró mucho porque sabía que jamás nadie volvería a ser como ella, cómo sentía él la vida cuando paseaban de la mano y se pasaban noches enteras pensando en como sería su vida junto a ella.

La joven, la novia de aquel enamorado, comenzó a sentirse demasiado avergonzada de las idioteces que decía. Incapaz de hacer que el suelo se abriera y la tragara de aquella escena. Nos miró a los tres y comenzó a levantar su mano hasta llevársela a la cabeza, puso un dedo sobre su sien e hizo ese conocido gesto que indicaba que ese joven estaba un poco loco.

El amor hacia otra persona es un trueque para recuperar aquel amor propio que un día se esfumó. Tal vez lo vendimos a cambio de vivir, en vez de mantener esa canción de amor para siempre en nuestra cabeza y ser capaces de no sufrir por ninguna decepción durante la vida...

El chico asumió que aquel irritable hombre no les dejara quedarse en el local, su novia le apretó con más intensidad la mano que le tenía agarrada para indicarle que sería mejor que se marchasen. El joven cerró los ojos y prestó su total dedicación a la melodía que sonaba, aquel poema de frases que nos hacían soñar, expresiones que nos devolvían la creencia.
- Es bonito sentir que aún existe el amor- me comentaba el tercer hombre, el otro acompañante en aquellas veladas de soledad, disfrute de mi dolor-. Cada vez que veo una pareja como esa, vuelvo a creer en él y en que algún día sentiré el amor correr por mis venas.
Observé aquella pareja que abandonaba el local y reflexioné sobre ello. Las personas que estaban a mi alrededor daban su particular opinión sobre aquel tema tan genérico y abstracto, el amor. Era mi turno, deseaba expresarles lo que yo sentía. Yo había permanecido callado durante aquellos minutos, pensando como los demás sobre el amor y su fugaz paso por mi vida. No supe responder, no fui capaz de explicarles cómo iba mi fé en ello o cuáles eran mis sensaciones respecto a esa dura búsqueda de ese estado, del amor.

Millones de personas al día se entregan a la magia del amor, besan apasionadamente a su amante y sienten que han encontrado lo que buscaban. Otros millones juegan a ser Superman, ignorar sus instintos humanos y luchar contra el gran enemigo de la civilización, el amor. Es corrosivo y vital, dulce y amargo, lógico y enloquecedor... ¿Quién entiende el amor?, ¿quién sabe de qué se compone su irresistible atractivo?

¿Puede un humano vivir sin amar o ser amado? No lo sé, no creo en los superhéroes y yo soy una victima más de su embrujo. Me siento victima de ello y afortunado de la misma manera. Esa pareja de enamorados, el dueño resentido del amor e incapaz de tener compasión de quienes son felices, el solitario hombre que vaga por las calles tras la muerte de su primer amor, el que quiere creer en algo que nunca le ha pasado y mi yo social forman todos un todo de mi personalidad. Ese soy yo y ése es mi concepto del amor, repartido en muchas experiencias, deseos, ilusiones rotas y esperanzas...

Salva Valero